Colombia intenta reafirmar el control mientras los combates rebeldes matan a más de 100 personas | noticias politicas

El gobierno está enviando tropas a la región nororiental del Catatumbo, rica en coca, para sofocar las hostilidades entre grupos rebeldes.

Fuerzas especiales colombianas han sido desplegadas en territorio controlado por grupos armados para detener el estallido de hostilidades entre los rebeldes.

A última hora del martes, las tropas gubernamentales se trasladaron a zonas donde se ha producido un repentino aumento de las hostilidades entre grupos rebeldes que luchan por el control de las rutas de la droga, con más de 100 personas muertas y al menos 20.000 desplazados que han abandonado sus hogares, informa la agencia de noticias AFP.

Los disidentes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y grupos rivales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han luchado durante mucho tiempo por el control de la región nororiental del Catatumbo, cerca de la frontera con Venezuela, pero hasta hace poco respetaron un alto el fuego.

Sin embargo, los combates han estallado nuevamente en los últimos días, lo que llevó al gobierno a declarar el estado de emergencia y desplegar alrededor de 5.000 tropas de las fuerzas especiales en la ciudad de Tibu.

Las Naciones Unidas dijeron el martes que alrededor de 1.000 de los desplazados se habían refugiado en Venezuela, 30 personas fueron secuestradas y 1.000 quedaron en sus hogares.

En un comunicado, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió el "cese inmediato de los actos de violencia contra la población civil".

La región del Catatumbo tiene alrededor de 300.000 habitantes y produce el 15 por ciento de la cosecha de coca de Colombia, lo que atrae a grupos rebeldes a la zona.

La mayoría de los miembros de las FARC depusieron las armas después de un acuerdo de paz con el gobierno en 2016, pero las facciones disidentes continúan prosperando en zonas del país, incursionando en el crimen organizado y el lucrativo tráfico de drogas.

El ELN, que se cree que cuenta con unos 6.000 combatientes, también ha coqueteado ocasionalmente con una paz negociada.

Pero el viernes, el presidente colombiano Gustavo Petro suspendió las conversaciones con el ELN, acusando al grupo de cometer crímenes de guerra. Según los informes, sus combatientes están sacando a la gente de sus casas y disparándoles a quemarropa.

El lunes por la noche, Petro dijo que emitiría una orden de emergencia que le permitiría aprobar legislación relacionada con el conflicto sin la aprobación del Congreso.

En los barrios alrededor del municipio de Tibú, pegatinas en edificios y tiendas marcaban a los fallecidos comandantes de las otrora poderosas FARC.

En las mismas calles vacías, muchos edificios estaban cubiertos de grafitis que declaraban "ELN presente" o prometían buscar "libertad o muerte".

Para muchos colombianos, el último derramamiento de sangre tiene ecos de la guerra civil que mató a 450.000 personas durante medio siglo y convirtió al país en un foco de violencia armada.

(tagsTo Translate)Noticias

Subir